lunes, 4 de marzo de 2013

Mirando el pajarito



Mientras observo la fotito que publiqué anoche pienso en el versículo que comenté al pié. Jesús dijo en una ocasión: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26)

La enseñanza tiene el propósito de dirigir nuestra atención al hecho de que “vuestro Padre celestial no permite que perezcan, mas las sostiene sin que ellas tengan que seguir procedimientos. ¿Permitirá, pues, Dios que sus mismos hijos, quienes procuran todas las cosas necesarias para su sustento, confiando en él a cada paso, perezcan de hambre?”. Es decir, no es necesario ni saludable vivir en ansiosa inquietud acerca de las cosas necesarias para el sustento de la vida física, porque Dios, como Padre Amante, se goza en prosperar la obra de nuestras manos, de forma que tengamos asegurados alimento, vestido y refugio.

Pero si bien se suele tomar al ave como un ser sin “inteligencia”, aquí podemos destacar una cualidad natural dada por el Señor a las aves, consistente en doblar siempre sus rodillas para aferrarse a una rama o un cable, asegurándose de tal forma que no se caen, aun estén durmiendo, o sople mucho viento. De aquí podemos extraer una enseñanza provechosa para nuestra vida de oración.
Anatómicamente, los tendones de las patas de los pájaros están constituidos de forma tal que, cuando dobla su rodilla, su pata queda asida firmemente a cualquier cosa. Sus patas no se sueltan hasta que el ave desdoble su rodilla para volar. Es decir, su rodilla doblada le da la fuerza para mantenerse aferrado a cualquier cosa. Este es un diseño admirable que el Señor proveyó a las aves. Pero tampoco es algo tan lejano o irreconocible en nosotros: cuando nuestra “rama” está por quebrarse, romperse o amenazada con caerse, la mayor seguridad proviene de una rodilla doblada… en oración. Dios es quien nos da renuevo de fe y esperanza. Si cuida y perfecciona desde su nacimiento a una avecilla, cuanto más hará por nosotros que somos sus hijos amados . "Si permanecen en Mí, y Mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho.” (Juan 15:7).
Creo que hoy, al salir a cumplir con nuestras obligaciones afanados por los tiempos y las responsabilidades y nos crucemos con algún pajarito revoloteando o lo veamos posado en los cables o tal vez, ahora, esté allí, piando en la rama de ese arbolito cercano, lo veremos de otro modo y tal vez, podamos doblar nuestra rodilla para procurar sustento y asirnos a la verdad. Que tengas una muy bendecida mañana y que podamos aprender de cada cosa que el Señor pone frente nuestro. No te olvides que te quiero y estoy orando por vos. Es más, justo ahora hay un pajarillo cantando… ya sabemos lo que tenemos que ir a hacer. Abrazote

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