sábado, 3 de agosto de 2013

Siempre hay algo más...

Así dice una canción que escucho mucho últimamente mientras en mi cabeza se dibujan imágenes como las de una película vista desde el lado posterior de la pantalla. Estoy ubicado en otro punto de observación de la realidad el cual me es novedoso, sorpresivo e intrigante. Estoy tratando de ser objetivo al mismo tiempo que la subjetividad se manifiesta de manera intempestiva. Me juegan en contra las reglas de redacción en grado cero. Rivalizan con cuadros semióticos, normas de sintaxis, recursos expresivos, la retórica, la argumentación, la textualización de los datos y todo dispositivo adquirido con métodos propios del “describir el escribir”(1).
Cuando surgió la idea de crear el blog, estaba en una etapa de estudio, preparación y “proceso” que pretendo mantener. ¿Quién no está en permanente proceso? Hoy, esta palabra de siete letras toma otra dimensión. Los cristianos estamos acostumbrados a utilizarla de manera que se ha naturalizado su uso frecuente. En este caso, voy a tratar de explicar este nuevo estado que se direcciona hacia nuevas oportunidades… Siempre hay algo más… 
La mañana era fría. Seguí los pasillos del hospital hasta llegar al sector donde habitualmente desde hace casi un año estoy recibiendo tratamiento farmacológico. En la salita de espera, hay una biblioteca conformada por cuatro muebles que contienen diversidad de ejemplares: literatura universal, aventuras, historietas, novelas, clásicos y revistas. Me encantan los libros. Al acercarme a un estante, me atrajo uno en particular. Pareciera que “algo” me movilizó a extender la mano a ese pequeño rectángulo borravino con letras amarillas que apenas alcanzaba a distinguir a tan solo un paso de distancia. Al mirarlo, ver el título y recorrer las primeras páginas, me impactó el texto del recuadro enmarcado que inició un recorrido que aún continúa: “Este libro está dedicado a ti. Antes que nacieras, Dios planeó este momento en tu vida. No es casualidad que sostengas este libro(…) 

Por medio de Cristo, Dios nos había elegido desde un principio para que fuéramos suyos y recibiéramos todo lo que Él había prometido. Así lo había decidido Dios, quien siempre lleva a cabo sus planes. (Efesios 1:11 BLS)

¡¡¡Wooowww!!! Esa fue mi expresión. Esa fue mi sorpresa. Este es mi proceso.


Hace años que este es el fondo de escritorio de mi computadora personal. Cada vez que la enciendo y se ilumina el monitor, es lo que me anima a tener presente el objetivo. Debo ser sincero en que no siempre funciona de esa manera, pero esa es la idea. Todos tenemos nuestros momentos.
Mi momento fue en 1999 cuando me diagnosticaron diabetes. Fue un trance duro pero en ningún instante tuve la sensación del “duelo” propio y característico de “perder” la salud. Tenía que afrontar otra manera de vivir. No voy a entrar en detalles de ello. Tal vez los cuente en otra oportunidad para que sirva a alguien que se encuentre en la misma situación, pero sí cabe mencionar que de manera progresiva fui sufriendo complicaciones que derivaron en una serie de internaciones hospitalarias, disminución de la visión y trastornos metabólicos. Si bien se cerraban algunas puertas, se abrían otras.
Eran los años de cursar materias en la universidad y de integrar diversos proyectos y programas de voluntariado universitario. Junto a profesionales y otros alumnos contribuimos en conjunto a la creación de una Biblioteca Sonora para proveer de material de estudio a los alumnos con problemas de visión. Fui a los actos, a las presentaciones en Buenos Aires y a los  encuentros de tiflotecnologías que se desarrollaban en distintos lugares del país. Recuerdo la expresión de Javier, un amigo de Bariloche con quien juntos fuimos a La Rioja y durante una de nuestras largas caminatas pude hacerle “ver” por primera vez un museo de arte precolombino. Javier es ciego desde los 6 años. 


Primeras producciones sonoras
Presentación en UBA



Entre las producciones iniciales de la Biblioteca Sonora estaba la Constitución Nacional Argentina y una versión reducida de La Ilíada utilizada por los profesores y maestros de nivel medio. La Ilíada fue repartida entre los primeros beneficiarios del nuevo sistema de “lectura” audible. Entre ellos habían varios niños ciegos de entre 10 y 12 años. Me vienen a la mente las caritas sonrientes de los chiquitos que comentaban con euforia los momentos más elocuentes del héroe de “los pies ligeros”. El esfuerzo y la idea de mezclar el texto con la recreación de imágenes sonoras había tenido un éxito rotundo.

Con Javier en Mendoza, regresando al Valle desde La Rioja

Luego de esto, me inicié en la lectoescritura braille con el fin de rotular los distintos textos sonoros. Más adelante llegó en tiempo de iniciar los cursos de Lengua de Señas Argentina, ya que el número de alumnos sordos e hipoacúsicos aumentaba y a la vez teníamos en conjunto actividades que nos encontraban en una misma aula o en un mismo evento. La vinculación con la Asociación de Sordos de Alto Valle de Río Negro y Neuquén prosperó en la creación del Coro de Señas de la Facultad. Entre toda esta vorágine de actividades que demandaban tiempo, esfuerzo,  entrega y amor al prójimo, se me certifica oficialmente mi encuadre de “discapacidad”.












Si. Pasé a formar parte del grupo de personas por las que activaba la mayor parte del día repartido entre las tareas de voluntariado y mis estudios universitarios: Hugo, César, Mónica, Javier, Alexis, Gustavo, Libet, Antonio, Jesús, Mabel, Cristian y tantos otros. Así producimos material de archivo de entrevistas a excombatientes de Malvinas que derivaron en un Proyecto de Extensión, la producción de audiovisuales y un libro. De entre las actividades, me convocó una Campaña de entrega de ropas y alimentos a la Línea Sur luego de la explosión de un volcán que regó de cenizas toda la zona.

En las "Expos"
Entrevistando por radio a los chicos

En viaje hacia el Sur con Excombatientes de Malvinas


El tiempo pasó. En 2007 empecé a trabajar como empleado de la universidad y las tareas en Proyectos y Voluntariados quedaron relegadas. Asimismo, sufrí las dolencias, maltratos, desprecios y abusos que a veces tienen los “discapacitados”, aquellos con capacidades diferentes. Desde un encuentro con periodistas y representantes de los medios masivos en la Universidad de Buenos Aires (UBA) se homologó la denominación de “personas con discapacidad” a todo aquel que tenga alguno de los tipos, ya sea motora, sensorial, mental o visceral. Pero de “eso no se habla” y se olvida con facilidad. 
Puedo seguir extendiéndome en el relato pero lo reduzco hasta llegar a esa mañana en que encontré Una vida con Propósito de Rick Warren en la biblioteca del hospital.
Hago un recorte como en las películas para posicionarte de lleno en el eje central de este viaje que hemos realizado juntos… Siempre hay algo más…
El mismo día que sentí un desbordar de alegría y gozo por el mensaje que había recibido en unas poquitas páginas de un libro, extravié una carpeta que contenía numerosa documentación de importancia personal: fotocopias, recetarios y… el Certificado Nacional de Discapacidad original.
Si bien hubiera podido rehacer un original en el lugar donde fue expedido, hace dos años que la reglamentación modificó las pautas de realización de trámites. Luego de efectuarme estudios y exámenes médicos, llegamos al “hoy por la mañana”.
Si bien presento algunas dolencias y sintomatologías propias de las patologías predominantes, no se observan cualidades “discapacitantes”, por lo que no me es posible renovar o rehacer la certificación de discapacidad nuevamente.
No soy más una persona con discapacidad. 

Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y añadió*: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas. (Apocalipsis 21:5)

La Gloria es para Dios. ¿Se entiende este proceso que empezó hace 14 años? Hoy se abren las ventanas para recibir bendición. Mi cuerpo es renovado y tengo otra oportunidad con esperanzas de nueva vida. Todo es para bien y lo hecho no es en vano.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.( 1Corintios 15:58)  

Hoy mi oración es distinta. Este Momento de bendición es tanto para ti como para mí. Siempre estamos en “proceso” y no todos son iguales ni duran el mismo tiempo. Al menos piensa que por 40 días algo sucederá. “Es evidente en la Biblia que Dios considera los 40 días como un período espiritual significativo. Siempre que Dios quiso preparar a alguien para llevar a cabo sus propósitos, usó 40 días:
  • La vida de Noé fue transformada durante 40 días de lluvia.
  • Moisés fue transformado luego de pasar 40 días en el Monte Sinaí.
  • David fue transformado por el desafío de Goliat por 40 días.
  • Elías fue transformado cuando Dios le dio fuerzas por 40 días con una sola comida.
  • Jesús recibió poder luego de permanecer 40 días en el desierto
  • Los discípulos fueron transformados  al estar con Jesús 40 días después de su resurrección.

Mi oración de hoy es que podamos ser transformados. La Biblia dice “Permitan que Dios los transforme en una nueva persona  cambiándoles la manera de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere para ustedes” (Romanos 12:2 BAD)

Que tengas el más bendecido y cambiante día de tu vida… Siempre hay algo más…



Referencias:
(1) Cassany, D. Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir. Barcelona: Paidós, 1988, 194 p. Reimpresión 11 ª: 2003. ISBN: 84-7509-496-1