viernes, 22 de marzo de 2013

La Espera

¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga por cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40: 28-31



Estos días he estado reflexionado sobre nuestras fuerzas, que si bien son limitadas, pueden ser renovadas por el accionar de Dios en nuetras vidas espirituales.
Como siempre, Él ha planeado todo desde el principio y tiene, en Su palabra respuestas a nuestros interrogantes.
Hace tiempo recopilaba un escrito sobre las "bondades" que han recibido los pájaros en relación con su estructura anatómica y su particularidad de "doblar sus rodillas" para estar sostenidos (click para leer) . En este caso recurro al ejemplo de las águilas que me sirve para reflejar la idea de el fin que conlleva la capacidad de espera: levantar vuelo.
Según comentan algunos autores había dos tipos de águilas en las tierras bíblicas: el Águila Dorada y el Águila Imperial. El Aguila Dorada habla de nosotros como participantes de la naturaleza divina y el Aguila Imperial de ser reyes. En la Escritura, las dos van mano a mano. ¡Nuestro derecho divino es reinar como monarcas en nuestras propias vidas! Las circunstancias que confunden y ofuscan al mundo, se convierten en plataforma de lanzamiento para alcanzar nuevas alturas con Dios.
El autor de los Proverbios dijo que entre los misterios del universo que eran más difíciles de entender, estaba el rastro del águila en el aire. El simbolismo de este pasaje es la potencialidad inexplicable del cristiano que es como la del águila, que puede volar más alto que cualquiera otra ave sin batir sus alas una sola vez.
Las Escrituras dicen que las águilas “se remontan” y no que suben “aleteando”? Las águilas fueron creadas para remontarse a grandes alturas y para ser libres. ¡LIBRES!. Así también nosotros: Y fue para libertad que Cristo nos hizo libres, por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez a yugo de esclavitud. (Gálatas 5:1).
Las águilas aprenden a volar sin esfuerzo porque entienden las corrientes de aire. Un águila se posa sobre una roca y espera, probando el viento. Cuando la corriente es favorable, se remonta con un chillido real. He aquí uno de los secretos del águila para remontarse: Esperar. Los que esperan, dice la Escritura, son los que se elevan: Los que esperan a Jehová, tendrán nuevas fuerzas. Debemos estar confiados y expectantes, pues El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del espíritu. (Juan 3:8)
David dice, en el salmo 40:1, Pacientemente esperé a Jehová. Muchas veces Dios tiene una obra para realizar y todo lo que se nos pide, es esperar. Ya vendrá otra vez el tiempo de levantar alas, pero la espera tiene que venir primero.
Tal vez estés como yo, mirando tras la ventana, viendo como las hojas de los árboles se balancean con el pasar del viento que las sacude, esperando ese momento justo de tranquilidad propicio para elevarte, diciendo: -Ahí vamos!
Solo hay que esperar. Mi oración de hoy es que podamos esperar pacientemente el momento en el cual podamos remontar vuelo como las águilas y nuestras fuerzas sean renovadas. Desde esa altura que sobrepasa los límites tendremos otra objetividad que nos permitirá ver las cosas desde otra perspectiva. Juntos, estamos esperando. Que tengas el mejor de tus días!


Texto de referencia:

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